domingo, 1 de febrero de 2015

Frente a solitaria tumba

A nuestro recuerdo.

Cuál si no este debiera ser nuestro objetivo:
dejar al partir una nutrida horda de plañideras
que ya por gozo, tedio o dinero inmundo,
nos traigan flores o sonrisas halagüeñas.

Y es que aquí, en nuestra última morada
el amor se mide en flores, dulces y rehiletes cuidadosamente distribuidos,
el olvido, por el contrario, es polvo y es basura; hojas muertas
agitadas de cuando en cuando por el otoñal viento,
usadas por el ave que transmuta el despojo en un hogar,
o hechas quizás a un lado por el distraído transeúnte,
el perdido y deseado invitado de hoy a un siglo, tal vez dos.

¿Así premiamos a nuestros grandes nombres?
¿Con calles, libros y homenajes pero sin una mísera flor en una tumba?
¿Qué nos depara la posteridad a quienes inferiores aspiraciones y capacidades tenemos?

***
Panteón Civil de Xoco.

domingo, 27 de julio de 2014

Cuentos e imperios de hadas

Son pocas las veces que un artículo periodístico de la sacrosanta sección cultural me obsesiona, ya que comúnmente lo único que se encuentra en ella es un boletín mal revolcado; afortunadamente hoy topé con Historias al margen del Segundo Imperio, breve texto de Andreas Kurz publicado en La Jornada Semanal que me llevó a darle una segunda oportunidad como autor –material para otro artículo, sólo digamos que pecó de inocente con relación a unas cartas ficticias escritas por Victoriano Salado Álvarez que tomó por verdaderas-, y me dejó con una pregunta, ¿qué es actualmente lo más atractivo del malogrado imperio de Maximiliano, el mito o la historia?

El mito, no cabe duda. Un relato de cuentos de hadas y finales no tan felices alimentado desde las más distintas fuentes: la conocida novela histórica de Fernando del Paso, Noticias del Imperio; puestas en escena como Imperio, basada en el libro homónimo de Héctor Zagal y cuya temporada recién concluyó; danzas como Carlota, la del jardín de Bélgica presentada en numerosos recintos hace un año; magníficos cuentos como el famoso Tenga para que se entretenga, de José Emilio Pacheco, o mala y desafortunadamente muy bien vendida prosa de autores como Francisco Martín Moreno.

La lista es larga y bastaría una rápida búsqueda en Internet para caer en una muy natural depresión al ver a obras de mucha mayor calidad investigativa y narrativa acumular polvo en los estantes de institutos culturales o universidades. Por ello me propongo hacer unos breves comentarios oponiendo lo que la fantasía ha construido en torno a lo que en realidad fue, esperando que el lector de estas líneas contribuya en el futuro a inclinar la balanza que rodea al archiduque y su periodo histórico.

Cesare Dell’Acqua (1821-1905), Ernennung Maximilians zum Kaiser Mexikos (Nombramiento de Maximiliano como Emperador de México; Fuente: Wikipedia.org

sábado, 19 de octubre de 2013

“De sombra y luz conjunto inexplicable”: Antonio Plaza, poeta de transición

Situado en los márgenes del México decimonónico, para unos decadentista y poeta maldito, para otros romántico y cursi, o como algunos más opinan: ninguna de las anteriores, el nombre de Antonio Plaza Llamas (1830-1882) ha permanecido durante más de un siglo como un constante eco al interior de la poesía mexicana.
Defendidos por numerosos literatos entre los que se encontramos a Juan de Dios Peza, Vicente Riva Palacio, Manuel Payno, José Luis Martínez, Carlos Monsiváis, José Emilio Pacheco y Óscar de la Borbolla, los versos de este poeta han sufrido también los duros embates de prohombres de nuestras letras como Francisco Pimentel, Manuel Puga y Acal y Ramón López Velarde.
Estas líneas (un tanto subjetivas habrá que admitir) buscan que el lector se remita a la fuente primaria y emita su propio juicio. Lo indudable es que, es ante el pueblo y después ante la academia donde un poeta debe combatir. Así lo entendió el autor cuya vida y obra trataremos escuetamente.


Fuente: Riva Palacio, Vicente (coord.), El Parnaso Mexicano